Normalmente, yo no opino mucho de política. Ni de lo que se cuece ni de lo que ocurre ni lo que me cuentan. Discutir de Teología, de Política y de Fútbol en España es buscarse problemas innecesarios, empatarse y , en un 99% de los casos, no llegar a ninguna parte. Así que, bajo mi perspectiva, ¿para qué discutir? Que cada perro toque su propia flauta (ya sé que en realidad el dicho no es tan políticamente correcto - ¿captan lo delicado de la metáfora? -, pero ustedes me entienden) y aquí no pasa nada.
Sin embargo, esta vez voy a hacer una excepción.
Como todos sabrán, dentro de no mucho tiempo (hablamos de días) nos convocan a las urnas para elegir a la sanguijuela política o al mesías barbudo que dirija, entre otras cosas, nuestro ayuntamiento de ésta nuestra ciudad. Yo tengo muy claro a qué partido voy a votar, así que las campañas políticas que sacuden las tardes orensanas me resbalan bastante. Y he de reconocer que el BNG, que no sé si ganará las elecciones, ha ganado, sin duda, el título a la Campaña Más Ruidosa de Ourense. Y en serio, no es irónico: se lo han currado, es imposible que en Ourense quede una sóla persona que no sea quién es el candidato a la alcaldía por parte de nuestros amigos nacionalistas (BNG es Bloque Nacionalista Galego). La cuestión, es que el Bloque ha querido ser tan original que se ha pasado. De ridículos.
En la calle del Paseo, hace poquitos días (la Calle del Paseo es la avenida peatonal principal de mi ciudad, situada en pleno centro) situaron una de sus puertas hinchables verdes (donde por mucho cartel con la cara del candidato, puede leerse aún "Infantilandia" - ¿será un aviso del destino? -) con nada menos que tres zancudos vestidos de chillones colores, seis melenudos que parecían salidos de la Fiesta de la María por la Legalización de Eso Mismo tocando los bongos y un tipo con aspecto de telepredicador que, como vendedor a domicilio, recitaba y alababa las virtudes del partido. Vale, estamos de acuerdo con que actualmente la política es un circo, pero, señores del BNG, ¿no creen que eso es pasarse?
Tanto fue así - desde luego, la imagen era cómica -, que pasando delante del Circo de Portugal, un amigo que me acompañaba dijo, "Anda, ¡mira donde han puesto la sede del BNG!" Y es que, a pesar de que yo tengo claro a qué partido votar, si hubiera tenido alguna duda, ustedes me la habrían quitado de golpe: era evidente, gracias a su campaña, a qué partido no debo votar.
Ya saben, niños: cuidado con los nazionalismos.
Sin embargo, esta vez voy a hacer una excepción.
Como todos sabrán, dentro de no mucho tiempo (hablamos de días) nos convocan a las urnas para elegir a la sanguijuela política o al mesías barbudo que dirija, entre otras cosas, nuestro ayuntamiento de ésta nuestra ciudad. Yo tengo muy claro a qué partido voy a votar, así que las campañas políticas que sacuden las tardes orensanas me resbalan bastante. Y he de reconocer que el BNG, que no sé si ganará las elecciones, ha ganado, sin duda, el título a la Campaña Más Ruidosa de Ourense. Y en serio, no es irónico: se lo han currado, es imposible que en Ourense quede una sóla persona que no sea quién es el candidato a la alcaldía por parte de nuestros amigos nacionalistas (BNG es Bloque Nacionalista Galego). La cuestión, es que el Bloque ha querido ser tan original que se ha pasado. De ridículos.
En la calle del Paseo, hace poquitos días (la Calle del Paseo es la avenida peatonal principal de mi ciudad, situada en pleno centro) situaron una de sus puertas hinchables verdes (donde por mucho cartel con la cara del candidato, puede leerse aún "Infantilandia" - ¿será un aviso del destino? -) con nada menos que tres zancudos vestidos de chillones colores, seis melenudos que parecían salidos de la Fiesta de la María por la Legalización de Eso Mismo tocando los bongos y un tipo con aspecto de telepredicador que, como vendedor a domicilio, recitaba y alababa las virtudes del partido. Vale, estamos de acuerdo con que actualmente la política es un circo, pero, señores del BNG, ¿no creen que eso es pasarse?
Tanto fue así - desde luego, la imagen era cómica -, que pasando delante del Circo de Portugal, un amigo que me acompañaba dijo, "Anda, ¡mira donde han puesto la sede del BNG!" Y es que, a pesar de que yo tengo claro a qué partido votar, si hubiera tenido alguna duda, ustedes me la habrían quitado de golpe: era evidente, gracias a su campaña, a qué partido no debo votar.
Ya saben, niños: cuidado con los nazionalismos.
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