Aqués que tén fama de honrados na vila,
Roubáronme tanta brancura que eu tiña;
Botáronme estrume nas galas dun día,
A roupa decote puñéronma en tiras.
Nin pedra deixaron, en donde eu vivira;
Sin lar, sin abrigo, morei nas curtiñas;
Ó raso cas lebres dormín nas campías;
Meus fillos..., ¡meus anxos!..., que tanto eu quería,
¡Morreron, morreron, ca fame que tiñan!
Quedei deshonrada, mucháronme a vida,
Fixéronme un leito de toxos e silvas;
I en tanto, os raposos de sangre maldita
Tranquilos nun leito de rosas dormían.
-Salvademe ¡ou, xueces!, berrei..., ¡tolería!
De min se mofaron, vendeume a xusticia.
- Bon Dios, axudaime, berrei, berrei inda...
Tan alto que estaba, bon Dios non me oíra.
Estonces cal loba doente ou ferida,
Dun salto con rabia pillei a fouciña,
Rondei paseniño...¡Ne-as herbas sentía!
I a lúa escondiase, y a fera dormía
Cos seus compañeiros en cama mullida.
Mireinos con calma, i as mans estendidas,
Dun golpe, ¡dun soio!, deixeinos sin vida.
I ó lado, contenta, senteime das vítimas,
Tranquila, esperando pola alba do día.
I estonces... ¡estonces!, cumpreuse a xustiza:
Eu, neles; i as leises, na man que os ferira.
Y para los foráneos, aquí os dejo la traducción al castellano. Es una traducción muy literal, no poética, que conste: pierde, por supuesto, pero probablemente la comprenderéis mejor.
Tenéis también que tener en cuenta que el poema no está escrito en gallego normativo, ya que Rosalía de Castro vivió en el Siglo XIX, durante el llamado Rexurdimento.
La justicia por la mano
Aquellos que tienen fama de honrados en la villa
me robaron tanta blancura que yo tenía.
Me arrojaron estiércol en mis galas más finas,
mi ropa de diario la convirtieron en tiras.
Ni piedra dejaron donde yo vivía,
Sin hogar, sin abrigo, moré en las briznas,
al raso con las liebres dormí en las campiñas,
mis hijos, ¡mis ángeles! que tanto quería
¡Murieron, murieron, con el hambre que tenían!
Quedé deshonrada, me marchitaron la vida,
Me hicieron un lecho de tojos y zarzas,
Y mientras los zorros de sangre maldita
Tranquilos, en un lecho de rosas, dormían.
- Salvadme, ¡oh, jueces!, grité… ¡locura!
De mí se mofaron, me vendió la justicia,
- Buen Dios, ayúdame, grité, grité todavía…
Tan alto que estaba, Buen Dios no me oía.
Entonces cual loba enferma o herida,
de un salto con rabia cogí la hoz acerada,
caminé despacio… ni las hierbas sentían,
la luna se escondía, y la fiera dormía
con sus compañeros en cama mullida.
Los miré con calma, y las manos extendidas,
De un golpe, ¡de uno sólo!, los dejé sin vida,
Y al lado, contenta, me senté de las víctimas.
Tranquila, esperando por el alba del día.
Y entonces… ¡entonces!, se cumplió justicia.
Yo en ellos, y las leyes en la mano que los hirió.
Autumn Castle
jueves, 22 de mayo de 2008
A xustiza pola man - Rosalía de Castro
De la Pluma de La Maladie de la Raison en 22:34 |
Etiquetas: Cuentos para adultos, Poesía
lunes, 19 de mayo de 2008
Abajo el poder
Leía hace muy poco en una oscura web que la actual Constitución Española recogía que se denomina a España como un “Estado de Autonomías”, aprovechando la citada afirmación (verdadera, por cierto) para criticar el, eso sí, bastante manido “¡España se rompe!” poniendo como ejemplo países “cuyas regiones gozan de cierto grado de libertad: la mayoría de los de Norte América, algunos de América del Sur, varios europeos, China, Australia, entre otros muchos”. Me gustaría puntualizar, como nota al margen, que la autonomía regional del Estado Chino se basa en la disposición de las minorías étnicas y que resulta sólo aplicable a asuntos internos, ya que el Estado Chino forma y escoge a dedo a cuadros dirigentes y técnicos profesionales dentro de esas regiones autónomas; en cuanto al Tíbet, creo que se ha dicho ya mucho y no es necesario meterse al trapo ahora, que no viene a cuento.
También quisiera puntualizar que Norteamérica está formada por dos países, Estados Unidos y Canadá… y hablar por tanto de mayoría es un poco ridículo. Salvo, claro está, que incluyan México entre los formantes, como se hace en ocasiones: de todos modos, los tres países están considerados Estados Federales (México, de hecho, se llama en realidad Estados Unidos Mexicanos), por lo que no cabe tampoco hablar de mayoría, porque no existe una minoría. Pero esto tampoco es importante.
En realidad, escribía esto porque, tras la exclamación anterior, se dispuso a defender un sistema de descentralización basado en la entrega de poder a las autonomías, dando a entender que éstas deberían tener aún más poder de decisión separado del estado central. Quizás el autor, seguramente bienintencionado, no pongo eso en duda, ignora que regiones de España (como Galicia, o el País Vasco, tan ocupadas, sojuzgadas y colonizadas ellas por el estado español) tienen un grado de autonomía desconocido en el resto de Europa, teniendo una capacidad de decisión que ni siquiera tiene Irlanda de Norte con respecto a Inglaterra. ¡Y aún quieren, en aras de la felicidad de todos los españoles (curioso epíteto en una web que afirma que España no existe) potenciar aún más la descentralización! Nuevamente, nos hace fijarnos en potencias económicas de primer orden como forma de justificar la descentralización, un bien para España. Así vamos: al revés que toda Europa, sí.
De la Pluma de La Maladie de la Raison en 12:29 |
Etiquetas: Esto es España