Hay una tienda en Ourense que, supuestamente, se dedica a vender equipación y objetos para la práctica de las Artes Marciales. No diré que tienda es, porque probablemente muchos sepáis ubicarla ya. Y si no (en reconocimiento al jodido Anónimo del anterior blog), pues os jodéis. La cuestión es que yo llevo un tiempo ahorrando para comprarme mi propia armadura de Kendo, y supuse que quizá en este sitio podrían conseguírmela, y entré, y pregunté, con un resultado más o menos así.
- Hola, buenas tardes.
- Buenas tardes, ¿qué quiere?
- Mira, aquí vendéis equipamiento para artes marciales, ¿cierto?
- Sí.
- Estaba interesado en adquirir una armadura de Kendo. ¿Podríais conseguírmela?
- (Cara de susto) Creo que no... No, aquí no.
- ¿Y sabes de algún sitio en Ourense donde podría conseguirla?
- Uff... no soy de esta ciudad, sólo trabajo aquí... No sé decirte. Pregunta en una herbolaria.
- ¿Eh?
- Prueba en una herbolaria o una farmacia naturista.
- Ya... esto... gracias.
Y me fuí de la tienda, y pensando llegué a una conclusión
A) La tienda es una tapadera. ¿Traficarán con armas? Y de ser así, ¿por qué no me lo dijeron?
B) Van a despedir a la dependienta y está pensando en joder el negocio mientras se le termina el contrato.
C) No tiene ni puta idea del género que trabaja.
Pues vale.
Autumn Castle
viernes, 27 de abril de 2007
La armadura de herbolario
De la Pluma de La Maladie de la Raison en 17:25 |
Etiquetas: Estupidez humana
martes, 24 de abril de 2007
Desierto
No pueden decirme que no lo intenté.
No pueden decirme que no he luchado en cada momento, que no me he movido, que no he escuchado, asentido, opinado, recordado, dicho, afirmado. No pueden decirme, no pueden echarme en cara que no haya gastado todas y cada una de las balas en intentar arreglar esto a cada oportunidad que he tenido. Pero nada. No hay respuesta, ni arreglo, ni avance. Por cada paso, doloroso que consigo avanzar, acabo viéndome obligado a ver como todo retrocede dos pasos.
No me pidas que me fíe de tí, que piense en tratar contigo, que acepte (nunca más) tu palabra. No pienso hacerlo, porque me has demostrado, hasta la sociedad, que no se puede confiar en tí para nada que no sea darte la razón. Anda y sigue gritando, y ahora piensa:
¿Quién ha decidido que ésto sea un desierto?
De la Pluma de La Maladie de la Raison en 11:18 |
Etiquetas: Frustración
lunes, 23 de abril de 2007
Refugios. El Palacio de Otoño.
"Entre libremente y por su propia voluntad, ¡y deje algo de la felicidad que trae consigo!"
Toda persona busca, inconscientemente, un refugio. Refugios exteriores e interiores, refugio para su cuerpo y para su mente, refugio para sus recuerdos, sus sentimientos y sus ideales. A fin y al cabo, somos un animal que vaga de refugio en refugio en busca de paredes que nos resguarden y techos que nos protejan; creamos nuestros espacios, nuestros hogares, nuestros reinos a partir de nuestros refugios, crecemos y los hacemos crecer, los ampliamos y decoramos a nuestro gusto.
Como si fuéramos arquitectos, construyendo, dirigiendo y adornando nuestra propia vida.
Esos refugios toman muchas formas, según qué deseemos proteger tras sus muros, qué nos ha llevado a crearlos y qué nos motiva a seguir refugiándonos en ellos. Es eso lo que nos proporciona anclas para la vida, para nuestra vida. Nuestros refugios, palacios, hogares, torres o mundos de fantasía.
Bienvenidos a Palacio.
De la Pluma de La Maladie de la Raison en 11:43 |
Etiquetas: El Palacio