Decía en su artículo de la Región José Luis Penedo, persona que merece todo mi respeto, que a Ourense se le conocía, en tiempos, como la Atenas de Galicia, debido a la gran cantidad de eruditos que llegaron a residir a la vez en mi ciudad, y que desarrollaron una gran actividad literaria, artística y cultural en muy diversas áreas. Defendía también el hecho de que Xaime Quessada, importante pintor local, merecía el nombre de una calle que le homenajeara, petición a la que me uno con sumo gusto, ya que el pintor, uno de los pocos referentes artísticos que nos recuerdan al Ourense ateneico; no obstante quizás debería pinchar con cierta condescendencia al señor Penedo por su énfasis en que se le reconozca al señor Quessada su derecho a una calle, que ya no es la primera vez que lo hace, argumentando los nombres de alguna de ellas, como “Papón”, “Murga” o algunos otros nombres del callejero orensano que le resultan, digamos, de segunda clase. Qué quiere que le diga, don José Luis, yo también considero que nuestro máximo exponente de la pintura, que ha sido reconocido, y con justicia, internacionalmente, merece compartir callejero con otros ilustres nombres que pintorean nuestra ciudad en sus placas, pero también soy de los que le invade una sensación gustosa al encontrarse con la “rúa do lobisome” o la “rúa do medo”, o de los que sonríe a medias al encontrar uno de los lugares citados en “A esmorga”, novela que usted honra, y que está llena de nombres semejantes a los que nos recuerda.
No obstante, y meditaciones aparte, éste escrito no iba con intención, pese a toda la anterior parrafada que he escrito tan alegremente, a criticar ni el artículo de don José Luis, ni a rebatir ninguno de sus argumentos, en absoluto. En realidad lo escribía por el mensaje subyacente, por el título: Ourense, huérfana de artistas. Y es que ésa es una gran verdad, que poco a poco, ésa Atenas gallega se ha ido despojando de pensadores, literatos, artistas, sabios. Quedan, claro que quedan, pero cada vez menos. Nos falta la chispa, el ambiente, pero también, Don José Luis, nos falta el apoyo, nos falta la ayuda, nos falta el interés del orensano de a pié por el arte (¡complicada definición!).
Pongamos un referente: y es el premio de poesía “Cidade de Ourense”, donde se nos pedía que antes del próximo 8 de Febrero presentáramos una obra original e inédita de un mínimo de seiscientos versos (cantidad nada despreciable), con un premio monetario, plata y publicación del libro como único premio, además del premio de participar, claro está, en un fragmento de la cultura y el arte que algunos tanto amamos. ¿Sabe usted, don José Luis, porqué no me he presento al citado premio? ¿saben ustedes, queridos lectores, que como yo, algunos han decidido no presentarse al encontrarse, en las bases, con una pequeña frase que nos ha sorprendido?
1º. Poderán participar todas as persoas que o desexen cualquera que sea a súa nacionalidade, sempre que as súas obras se presenten en galego ou en portugués.
(1º. Podrán participar todas las personas que lo deseen, cualquiera que sea su nacionalidad, siempre que sus obras se presenten en gallego o en portugués).
Dejen que me explique. No tengo nada en contra del idioma portugués, lengua que merece todo mi respeto, así como sus hablantes. Por supuesto, mucho menos me opongo que a un premio literario gallego pida que se presenten obras en gallego; no sólo es aceptable, sino que es, a mi parecer, necesario. Podría incluso aceptar que sólo se presentaran obras en nuestra querida y hermosa lengua gallega.
Sin embargo, no consigo entender (y no habrá lusista alguno que me convenza de lo contrario) que en un premio gallego se acepten obras en portugués, y no en castellano. Sencillamente, no me entra en la cabeza. ¿Acaso la justificación de un país cercano implica que es más importante su idioma que el idioma que nos pertenece, el castellano, tanto como el gallego? Admiro la lengua portuguesa. Admiro Os Lusíadas, para mí la obra cumbre de nuestro país vecino, libro del que soy orgulloso poseedor. Pero no, no puedo entender que pueda competir un lisboeta en el Cidade de Ourense porque redacta un cultivado portugués, y no pueda competir un joven escritor de León porque no conoce el gallego.
Quizá esos pequeños detalles, Don José Luis, ayudan a que Ourense se aleje más de ser la Atenas de Galicia una segunda vez. Porque esos detalles hacen que nuestras obras escritas en lengua castellana viajen a Madrid, a Burgos, a Salamanca o a Valencia, por el sólo hecho de que en nuestra propia ciudad, no los admiten.
Autumn Castle
miércoles, 23 de enero de 2008
Griegos y Orensanos
De la Pluma de La Maladie de la Raison en 14:29 |
Etiquetas: Ourense is different, Poesía, Social
martes, 22 de enero de 2008
Y luego hablan de racismo
El pasado mes de Julio, en la Plaza de las Mercedes, hubo un apuñalamiento: un menor asestó una cuchillada a otro bien entrada la madrugada que le afectó al pulmón y el corazón; gracias a una rápida actuación de los servicios de emergencia, el joven ha salvado la vida, pero la cuestión no es ya que no tengamos que lamentar una víctima mortal, que cómo un menor puede ser tan dado al navajazo, ni siquiera el hecho de que Ourense, habitualmente tranquila, no sufre semana tras semanas, varios de éstos casos.
La cuestión es que los hechos que llevaron al navajazo son de lo más estúpidos: le robaron el bolso a una amiga, y se burlaban de ella por el móvil, y cuando en un gesto de amistad el joven estaba intentando recuperar las llaves de casa de su amiga, un joven de 17 años (que el periódico local oculta bajo unas siglas que no citaré) de nacionalidad colombiana se aproximó a él, no dijo palabra alguna, y le asestó la citada cuchillada, a modo de saludo, qué tal. Y ya que no doy nombres, me ahorraré todos los presuntos y supuestos.
Sin embargo, y para añadir más idiotez a la cosa, una vez detenido, el agresor declaró no recordar nada de lo ocurrido, pese a que hubo testigos que lo señalaron, incluyendo la necesidad de declarar protegidos ante el miedo al cuchillero y a sus allegados. También es de remarcar que, aunque provisionalmente encerrado en un centro de menores, se fugó en verano cuando iba a prestar declaración y lo encontraron en Portugal hasta que ayer lo llevaron ante el juez de Menores. También quisiera remarcar el hecho de que gracias a nuestra Ley de Menores, aunque el acusado estaba a unos meses de cumplir la mayoría de edad, la pena anda entre cinco y siete años de internamiento entre la fiscalía y la acusación y la defensa, que ha aceptado delito de lesiones (no intento de homicidio, como se pedía). Delito de lesiones, tiene guasa la cosa.
Me recuerda a los apuñalamientos de la calle Pizarro, donde una banda de latinos atacaron con cuchillos, cadenas y pates de béisbol a cinco jóvenes ourensanos (ya comenté el hecho en las Crónicas del Odio hace tiempo), donde no se encontraron responsables y no pillaron a uno de toda la pandilla. O a todas las veces que grupos de latinoamericanos que no me conocían se han metido conmigo, provocándome, en San Lázaro, pleno centro de la ciudad.
Sí, racismo.
Los cojones.
De la Pluma de La Maladie de la Raison en 18:24 |
Etiquetas: Con ánimo de ofender, Ourense is different, Social