Son sólo diecinueve folios impresos en negro, con letra grande y largas líneas. Leerlo me lleva un cuarto de hora, quizás menos. Hace tiempo que lo tengo pendiente de lectura, pero no lo había empezado hasta hoy. No ha sido un buen día, y no puedo evitar pensar que los siguientes no serán mejores. Puede que sea la lluvia, o el dolor de cabeza. Últimamente me duele mucho la cabeza y sencillamente lo achaco, sin querer darle más importancia, a los nervios.
Debería estar acostado, intentando dormir, porque a la mañana siguiente debería despertarme temprano: pero en lugar de eso, tengo esos folios entre las manos y los estoy leyendo. Hay algo, entre sus líneas, que me tiene capturado, como un niño mirando colorformas a través de un caleidoscopio. También sé cuál es el final, pero eso no hace que concluya la lectura, sino que devoro cada una de las palabras impresas. Es como una enorme bola de nieve que sé que no podré parar; me revuelve algo en mi interior y me recuerda algo que no soy capaz de vislumbrar con claridad.
Cierro la última página: el libro se llama Juan Salvador Gaviota y estoy abrumado. Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que una lectura me impresionó tanto.
Sonrío, y me echo a llorar como si me hubieran roto el corazón.
Autumn Castle
viernes, 1 de agosto de 2008
Papel y tinta
De la Pluma de La Maladie de la Raison en 3:27
Etiquetas: Autobiográfico pero mentira, El Palacio, Meditaciones
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