“El futuro pasa siempre por coger entre los dientes cada día y apretar hasta romperlo para sacar lo que hay dentro puro tuétano de vida.” - Revólver
Ya he dado el primer paso para intentar salir (y espero que esta vez sea la buena, de una vez por todas) del inmundo pozo en el que me arrojé hace cinco años (como pasa el tiempo, cómo cojones pasa tan rápido y se hace tan lento), pero tampoco puedo decir cuántas esperanzas me doy a mí mismo, tampoco quiero decirlo, prefiero no arriesgar y esperar. Y ahora que estoy escuchando música apropiada para desahogarme (una selección de canciones de Día de Furia, cortesía del Doctor Alemán. Y sólo voy a decir que escuchéis El Año del Dragón pero ya) veo mañana - el día clave - con más tranquilidad y ahora sí, ocurra lo que ocurra, ¿y qué?
Porque poco a poco, te vas dando cuenta de que no tienes que rendir cuentas a nadie más que a ti mismo, que tú y no los demás son el juez supremo y definitivo sobre tu vida y que tu libertad – tu propia libertad, la tuya, tu refugio, su capacidad de decisión, tu derecho a equivocarte y a caerte y a levantarte- es lo más importante que tienes. Que el tiempo es relativo, y que aunque todos hemos sido (o somos, o seremos) prisioneros del tiempo, a veces es bueno levantarse, gritar y rebelarse contra el Tirano Supremo (sí, el Tiempo implacable que consume nuestras horas, que las hace avanzar, que impide que se detengan) y coger la vida (tu vida) por el cuello.
Al fin y al cabo, vida no hay más que una y que yo sepa, no dan más.
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