Se supone que en España, nuestro gobierno, la autoridad política, gira alrededor de un sistema democrático. Se supone. Pero lo cierto es que cuando uno ve determinadas situaciones no puede dejar de pensar que todo es un timo, enorme y henchido, y que se mantendrá indefinidamente hasta que un cambio social (un cambio en el sistema, la presión del pueblo o, Dios no lo quiera, un golpe de estado) provoque un nuevo giro de la rueda.
Y digo esto porque un sistema donde puede gobernar el candidado menos votado por los electores, donde aquél más rechazado por el número de votos se convierte en alcalde de una ciudad, no puede ser un sistema democrático. Y eso es lo que, parece, va a ocurrir en Ourense, en el marco de las recientes elecciones.
Ahora que el Partido Popular no ha obtenido mayoría absoluta (13 concejales contra los 8 del PSOE y los 6 del Circ Purée... digo, del BNG), el candidato a Alcalde del Bloque, Alexandre, ha dejado caer en ciertas declaraciones que ahora que los Populares no han obtenido la absoluta, en Ourense gobernará por fin un alcalde nacionalista. Así que ése es el futuro de nuestra ciudad, que el candidato que menos concejales ha obtenido nos vaya a gobernar, bajo la postura de "PSOE, chincha, el PP pincha, si quieres que no gobierne, dame la alcaldía."
Por eso, afirmo que si el pacto sale adelante, Álex no es mi alcalde. No es el alcalde de Ourense. No fue el más votado, ha sido el tercer candidato, el tercero en discordia. Pero como un buitre, alimentándose de los restos de los demás, y gracias al PSOE, que parece dispuesto a lo que sea por evitar que el PP gobierne, se va a convertir en el león.
Por estas situaciones yo estoy en contra de los pactos políticos. Y más cuando nuestra infame clase política los emplea para apuñalarse y joder al adversario en lugar de preocuparse por lo que se supone, debería: nuestro país, nuestro entorno, nuestra ciudad.
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