Sí, fue un malententido.
Gritaron "¡a las urnas!"
y él entendió "¡a las armas!"- dijo luego.
Era pundonoroso y mató mucho.
Con pistolas, con rifles, con decretos.
Cuando envainó la espada dijo, dice:
la democracia es lo perfecto.
El público aplaudió. Sólo callaron,
impasibles, los muertos.
El deseo popular será cumplido.
A partir de esta hora soy - silencio -
el Jefe, si queréis. Los disconformes
que levanten el dedo.
Inmóvil mayoría de cadáveres
le dio el mando total del cementerio.
Autumn Castle
domingo, 30 de diciembre de 2007
Ángel González - Elegido por aclamación
De la Pluma de La Maladie de la Raison en 15:24
Etiquetas: Cuentos para adultos, Poesía, Social
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