Autumn Castle

Autumn Castle

viernes, 11 de abril de 2008

Blas de Otero - Hombre

           
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh, Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuando
oirás mi voz. Oh, Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser - y no ser - eternos fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!


sábado, 5 de abril de 2008

El Credo del Samurai

El Credo del Samurai

No tengo padres;
hago del Cielo y la Tierra mis padres.
No tengo hogar;
hago de mi espíritu mi hogar.
No tengo fuerza;
hago del honor mi fuerza.
No tengo poder divino;
hago de la honestidad mi poder divino.
No tengo recursos;
hago de la humildad mi recurso.
No tengo el poder mágico;
hago de mi fortaleza de ánimo mi poder mágico.
No tengo vida ni muerte;
hago del Absoluto mi vida y mi muerte.
No tengo cuerpo;
hago del valor mi cuerpo.
No tengo ojos;
hago del relámpago mis ojos.
No tengo oídos;
hago de la sensibilidad mis oídos.
No tengo miembros;
hago de la rapidez mis miembros.
No tengo ley;
hago de la autodefensa mi ley.
No tengo designios;
hago de la oportunidad mi designio.
No tengo estrategia;
hago de mi sakkatsu-jizai* mi estrategia.
No puedo hacer milagros;
hago de mi doctrina mi milagro.
No tengo principios;
hago de la adaptabilidad mi principio.
No tengo talento;
hago de la astucia mi talento.
No tengo táctica;
hago del Vacío mi táctica.
No tengo amigo;
hago de mi mente mi amiga.
No tengo enemigo;
hago del descuido mi enemigo.
No tengo armadura;
hago de la benevolencia y la rectitud mi armadura.
No tengo castillo;
hago de la imperturbabilidad mi castillo.
No tengo espada;
hago de mi “no mente” mi espada.


La expresión japonesa sakkatsu-jizai es, realmente, intraducible al castellano, aunque podríamos decir que significa ‘poder para quitar o perdonar la vida’.


Muy popular en muchas páginas de Internet (actualmente está en muchas páginas sobre Kendo, Karate, Aikido...), se supone que éste Credo está obtenido de la traducción de un poema del siglo XVII (algunas fuentes citan el siglo XIV oel XVI) escrito por un samurai anónimo, la verdad es que las versiones difieren unas de otras en algunos puntos, y en su número total.

Independientemente de la fuente, o de la veracidad de ésta, incluso poniendo en duda que realmente fuera escrito por un samurai, o incluso en Japón, lo he considerado lo bastante interesante como para publicarlo aquí, traduciendo al castellano algunas expresiones japonesas con la mayor exactitud que he podido.

miércoles, 2 de abril de 2008

La canción del mes: Dime como lo hago yo - Revólver

Sí, dímelo.


Dime como lo hago yo


No me vengas con que el tiempo cura todo y blah, blah, blah,
porque lo único que hace es engañar,
y las heridas son las mismas una a una y mil a mil,
escondidas pero siempre están ahí.

Y ahora dime que lo olvide como lo olvidaste tú,
que mañana volverá a salir el sol.

Y aunque sé que nadie escapa y de haber sido lo peor
yo también pero tú ahora dime como lo hago yo.

No sé bien qué es lo más fácil, no sé de que agua beber,
si ser víctima en silencio o verdugo a toda voz,
no me digas que no importa que fue una estupidez
yo decido como y cuanto estrujarme el corazón,
fuera todo lo aprendido, confianza y lo demás,
¿como arreglar el desastre que ahora soy?

Y aunque sé que nadie escapa y de haber sido lo peor
yo también pero tú ahora dime como lo hago yo,
yo también pero tú ahora dime como lo hago yo.

Y las dudas a mis años me atraviesan
porque no sé si uno es como se ve,
con su parte mala o buena hasta los huesos,
o quizás sea tan solo como tú me quieras ver
devastado como un piso por el fuego y el calor
encharcado como nuestra habitación,

Y aunque sé que nadie escapa y de haber sido lo peor
yo también pero tú ahora dime como lo hago yo,
yo también pero tú ahora dime como lo hago yo.


Dime como lo hago yo es una canción muy acústica del grupo Revólver, perteneciente a su disco Mestizo, con un sonido más crudo y eléctrico y un interesante aroma al rock tradicional.

sábado, 1 de marzo de 2008

La canción del mes: Canción para ligar (o para que no me dejes) - Los Planetas

Para los que dijeron que no. Para los que dijeron que sí. Para ellas, y para ellos. Para los que se alegraron y los que no. Para los hipócritas, para los anónimos, para los trolls. Para los amigos. Para la gente especial. Para tí: cuarenta y cuatro millones, setecientos noventa y ocho mil cuatrocientos noventa y uno.

Canción para ligar (o para que no me dejes)

Te puedo prometer que cambiaré,
eso si podré hacerlo,
pero sé que eres todo lo que quiero.

Te puedo decir que no te haré llorar
y que voy a ser sincero,
no puedo prometer que en el futuro sea perfecto,
pero el futuro es lo de menos.

Te puedo decir que voy a estar ahí,
cuando más me necesites,
pero puedo intentarlo si lo pides.

No voy a decir que cuidaré de ti,
ni siquiera sé cuidar de mi.
És posible que sea yo quien necesite que lo salven...

Pero te quiero más que a nadie...
de eso estoy seguro,
por mucho tiempo que pase.

porque te quiero más que a nadie...
de eso estoy seguro,
por mucho tiempo que pase.

martes, 26 de febrero de 2008

"Marlene, la vecina del ártico", Love of Lesbian


Marlene, la vecina del ártico


Se instaló en el ático hace un mes,
creí que hablaba al revés, pero Marlene era de Ucrania.
Pronto aporreaba en su portal, del todo preso de ansiedad
culpa de mis circunstancias.

Acordé una cita con Marlene, creí que le iba a sentar bien
ver mi transformación.
Para conseguir un gran impacto, escondí con sumo tacto
mi medicación

Tengo una crisis para ti,
ya empieza el show
de las sesenta voces.
Y si te como en el parket,
fiesta con mis vocecillas ¡qué ilusión!
Hay un Phil Collins en mi cabezón.

Llaman a la puerta, serás tú,
pues sí, resulta que eras tú
como son las circustancias.
No vas a creerlo, había una vez,
vivía un hombre que hablaba por diez,
cambio por arte de magia.

Llaman a la puerta,
¡oh, por Dios!, ¿queréis callaros, por favor?
Creo que ya empieza el show...
Llaman a la puerta, abre tú,
tú la invitaste fuiste tú,
qué curiosa situación.

Tengo una crisis para ti,
ya empieza el show
de las sesenta voces.
Y si te como en el parket, fiesta
con tus huesecillos ¡qué ilusión!
con tus huesecillos, qué ilusión,
yo soy Phil Collins.

Siguen en la puerta, serás tú,
pues sí, resulta que eras tú,
cómo son las circunstancias.
Marlene se acuchilla en mi salón,
creo que está peor que yo,
¡cómo son las circunstancias!
Marlene vienes por tu voluntad,
qué mala que es la soledad,
¡No hagas eso en mi sillón!
Para conseguir un gran impacto,
me enseñó a un pobre urbano
en un bote de formol...
ella es Phil Collins.


Escuchar, amigos:
no estamos solos.
Nos tenemos
¡a nosotros mismos!


Aquí os dejo un enlace para que escuchéis la canción. No se a vosotros, pero a mí me levanta un montón el ánimo. Que la disfrutéis.

jueves, 14 de febrero de 2008

El cuento de Caperucita Roja (Versión Políticamente Correcta)

Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representa un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era.

Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana. De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.

-Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió.

-No sé si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques.

Respondió Caperucita:

-Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial -en tu caso propia y globalmente válida- que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.

Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela.

Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro.

A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho.

Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:

-Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.

-Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.

-¡Oh! -repuso Caperucita-. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo.

-Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!

-Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.

-Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes!... relativamente hablando, claro está, y su modo indudablemente atractiva.

-Ha olido mucho y ha perdonado mucho, querida.

-Y... ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes!

Respondió el lobo:

-Soy feliz de ser quien soy y lo que soy -y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla.

Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal.

Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnicos en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí.

Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente.

-¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita.

El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios.

-¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo! -prosiguió Caperucita-. ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre?

Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza.

Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.

FIN

viernes, 1 de febrero de 2008

La Canción del Mes: "Viaje a Ninguna parte", de Revólver

Viaje a ninguna parte

Juraría que ando en otra dirección
no sé si buena o si mala pero ahí voy
no me suena lo previsto aunque se lo mejor
es navegar sin rumbo fijo

Juraría que se me paró el reloj
aunque siento el tiempo como río al mar
y no hay forma humana de pararle a él
ya tengo canas que peinar como se ve

Viaje a ninguna parte donde no espere nadie
y nadie a quien esperar
pongámoslo sencillo siempre hay más de un camino
para llegar si hay que llegar
donde duerma está mi hogar

Juraría que he perdido la ocasión
de poder correr con aqlas en los pies
hasta el sitio mas opuesto que me marque
la razón a poder ser, a poder ser

Viaje a ninguna parte donde no espere a nadie
y nadie a quien esperar
pongámoslo sencillo siempre hay más de un camino
para llegar si hay que llegar
donde duerma esta mi hogar

No pondré jamas al fuego ni un pulgar
de mis manos por un tipo como yo
que me salgo a campo abierto cuando veo
la tormenta enfurecer volcando el cielo

Viaje a ninguna parte donde no espere a nadie
y nadie a quien esperar
pongámoslo sencillo siempre hay más de un camino
para llegar si hay que llegar
donde duerma esta mi hogar.